Drones al servicio de la Arqueología. Generación de planimetrías de precisión en Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz)

Drones al servicio de la Arqueología en Baelo Claudia
(Artículo publicado en la Revista Obras Urbanas número 76)
José J. Díaz José
L. Portillo*
Darío Bernal-Casasola*
José A. Expósito*
Universidad de Cádiz. Área de Arqueología. Grupo de InvestigaciónHUM-440
Estos trabajos se enmarcan dentro del proyecto SACEIMAR (CEIJ-C04.2 de la I Convocatoria de Ayudas a Proyectos de Jóvenes Investigadores CEIMAR del Campus de Excelencia Internacional del Mar) y del proyecto GARVM II (HAR2016-78691-P del Plan Estatal de I+D+i del Gobierno de España / FEDER)

Con los trabajos desarrollados por el proyecto SACEIMAR en el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia se está analizando y comprobando el potencial y mejora que representa la generalización del uso de los RPAS en los trabajos arqueológicos de campo y, en concreto, en los procesos de documentación planimétrica. Con la toma de fotografías a escala microespacial en vuelos a baja altura y el uso de programas informáticos especializados se pueden generar fotogrametrías y ortofotografías de los restos exhumados con un error mínimo, lo que supone una evolución en la eficiencia durante el transcurso de toma de datos y la obtención de una planimetría más realista que la aportada por la metodología tradicional.

1. Introducción

En Arqueología, existen diferentes técnicas de estudio. La más usada y prolífica es la excavación, gracias a la cual los restos arqueológicos se desentierran a partir de la aplicación de un método científico en el que cada estrato, estructura o bien (ya sea mueble o inmueble) debe ser documentado y catalogado. La excavación es un proceso único y destructivo, en el sentido de que lo excavado, excavado está y, por tanto, tiene la complejidad de la potencial pérdida de información si no se recogen datos y muestras de cada una de las unidades estratigráficas que se van individualizando conforme se va desarrollando el trabajo de campo. Ante ello, es básico e imprescindible generar el mayor volumen de información posible de todo ese proceso. En este contexto, el registro gráfico de una excavación arqueológica lo compone el conjunto de dibujos y fotografías que acompañan a la información escrita de fichas de unidades estratigráficas y diario de campo. Dicho registro gráfico suele estar compuesto por dibujos de sección y plantas de cada uno de los estratos individualizados, planimetrías generales de las zonas excavadas, alzados de las construcciones y todo el elenco de fotografías tanto generales de conjunto como de detalle; a lo que se une en muchos casos la filmación parcial tanto del proceso como de tomas generales de los restos descubiertos.

La reproducción gráfica ha ido evolucionando a lo largo del tiempo al socaire del propio avance de la disciplina. El dibujo arquitectónico en los comienzos de la disciplina allá por el s. XIX trataba de dar una visión general del edificio en cuestión, procurando además hacerlo atractivo. En cuanto a los objetos, los reproducía en el estado en que se encontrasen y del modo más realista posible. Actualmente los dibujos son analíticos, intentando evitar cualquier presencia de creación artística, apenas reservada para matices en la representación de sombras y volúmenes. Pese a ello, siempre existe un margen ligado a la subjetividad en la interpretación y el saber hacer de la mano que lo está ejecutando. Aunque la evolución propia de la disciplina ha conllevado a la cada vez mayor participación de equipos de trabajo transversales y multidisciplinares, la formación del buen arqueólogo pasa por tener ciertas destrezas a la hora de dibujar y saber interpretar lo que está documentando.

Gracias al proyecto SACEIMAR y en colaboración con el proyecto GARVM II, hemos estado trabajando en la ciudad hispanorromana de Baelo Claudia, con el fin de actualizar la planimetría del barrio meridional donde se sitúan las fábricas de salazón que dieron fama a esta ciudad hispanorromana situada en la costa gaditana (fig. 1).

2. El método tradicional de dibujo arqueológico

El método de representación gráfica tradicional (fig. 2) en una excavación arqueológica se basa en el dibujo directo a escala (la de 1:20 suele ser la más habitual), a partir de la creación de un sistema de referencias que sirva para tomar medidas de las estructuras y/u objetos que han de ser representados. El modo más sencillo de establecer un sistema de referencias es utilizar la cuadrícula que ha servido de referencia a la propia excavación y que normalmente se conserva en forma de red de elásticos o cuerdas superpuestas al área excavada, con las correspondientes estacas, varillas o clavos en los ángulos. Cuando se excava grandes espacios en open area, en los límites perimetrales pueden colocarse puntos de referencias intermedios.

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Figura 2. Proceso de dibujo con el método tradicional en el Conjunto Industrial XI de Baelo Claudia, con la toma de puntos a partir de un sistema de referencias (a) y su traslado a mano alzada del mismo (b).

Las estructuras, los contornos de las UU.EE. o los objetos que tenemos interés en representar se dibujan aplicando el sistema de triangulación. En este caso a partir de dos puntos conocidos, situados por ejemplo en los bordes o límites de la excavación, se calcula con dos cintas métricas la posición de un tercero, siendo éste uno de los vértices de lo que queremos representar. Esta acción se va repitiendo de forma constante en el resto de puntos más significativos, generándose una nube de puntos que deben ser posteriormente unidos mediante el trazo a lápiz de la silueta de esos objetos. Un método aún más sencillo consiste en generar un único sistema de referencia, el cual suele disponerse en uno de los límites del sondeo. Sobre él se coloca una cinta métrica. El arranque de una segunda cinta métrica se coloca en el vértice del objeto seleccionado y se extiende hacia la otra cinta métrica.

Para tomar la distancia y evitar errores de posicionamiento ambas rectas deben estar dispuestas en ángulo recto de 90º grados. Asimismo, tanto en un sistema como en otro las cintas métricas deben quedar en horizontal. En el caso de la cinta que recoge el punto del vértice del objeto, cuando éste se encuentra a una cota de profundidad más baja que el sistema de referencia se hace uso de la plomada. Como complemento a este sistema de dibujo, se pueden utilizar parrillas de 1 m. de lado subdivididas en cuadrados de 20 cm. que facilitan el dibujo de los detalles en papel milimetrado (Caballero, 2006).

Este tipo de técnica tradicional no necesita de un proceso de preparación previa y el coste de los materiales es bajo. Apenas se emplea papel milimetrado, un juego de lápices, gomas y escalímetro, amén de cintas métricas y/o flexómetros y plomadas.

Sin embargo, hay que ser conscientes que se trata de un método subjetivo e interpretativo, pues cuando se está desarrollando el dibujo es el arqueólogo quién decide qué datos son los relevantes y cuáles no (por ejemplo, a la hora de tomar puntos en una estructura muraria). Este carácter subjetivo provoca que sea la experiencia o el interés del arqueólogo el que decida los detalles a incorporar en el dibujo. La calidad de los dibujos es también un tema relevante a tener en cuenta, ya que ésta depende directamente de la habilidad que tenga la persona encargada de ejecutarlos. El producto final en algunos casos será heterogéneo, si se da la circunstancia en la que son varias manos las que desarrollan este trabajo (Gutehall, 2016). Así, al depender de la destreza o la visión espacial y comprensiva de la persona técnica que está ejecutando el dibujo, en ocasiones nos encontramos con resultados en los que no se alcanza el grado de detalle o la calidad necesaria que debieran tener (Avern, 2001; Adkins y Adkins, 1989). Existen muchos factores que pueden ser determinantes a la hora de aumentar las posibilidades de error en este tipo de método gráfico. Algunas de estas variables, como el número de puntos a tomar, la precisión en el cálculo del sistema de referencias, la simulación en el dibujo a mano alzada de la morfología de la estructura a partir únicamente de algunos puntos perimetrales, el grosor empleado en las líneas trazadas, etc… pueden suponer un riesgo exponencial. Por todo ello, debemos ser conscientes que, si asumimos como válido este tipo de sistema de registro gráfico, lo entenderemos como una aproximación a la realidad, donde la precisión y exactitud a veces es discutible, pues el margen de error es casi imposible eliminarlo (Avern, 2001). Por último, el dibujo es también un proceso lento en el que se necesitan varias jornadas de trabajo para obtener el original. A veces, los tiempos en las campañas de excavación son muy ajustados y generar la planta general de la excavación supone destinar un volumen importante de horas que redunda en un menor tiempo para destinar a otros tipos de tareas como la descripción de estructuras, la comprensión de la estratigrafía, la recogida de muestras o la gestión y catalogación preliminar de los objetos arqueológicos exhumados. A esto se le suma que el producto generado será un elemento en bruto que, posteriormente, en laboratorio hay que escanear y digitalizar para ser publicable.

3. NTICs al servicio de la Arqueología. Ortofotografía y fotogrametría

La evolución de la ciencia arqueológica ha favorecido la incorporación de otras herramientas más allá del dibujo para registrar gráficamente los resultados obtenidos. En este sentido, paulatinamente la fotografía empezó hacerse un hueco como complemento al dibujo arqueológico (González, 2001), siendo los nuevos procedimientos digitales los que han favorecido una evolución también en el sistema de registro fotográfico, derivando en un uso cada vez más generalizado de la fotogrametría para la documentación de yacimientos arqueológicos. La fotografía sirve como herramienta para comprender la evolución del yacimiento, su estratigrafía, etc. y son demostraciones gráficas de las evidencias e hipótesis planteadas. Aunque, hay que primar lo funcional a lo estético, la iluminación, abertura, velocidad, saturación, enfoque y encuadre adecuado, entre otras cuestiones técnicas son cuestiones importantes a tener en cuenta.

En este contexto, desde el punto de vista técnico, uno de los objetivos de las fotografías de conjunto es obtener una visión lo más amplia posible de los restos arqueológicos objeto de estudio. Cuando se trata de fotografiar plantas, ya sean de edificios, excavaciones, etc. Se trata de buscar la máxima verticalidad, ya que de otro modo la imagen puede resultar distorsionada y los elementos visibles ocultarse unos a otros. Para ello, desde hace muchos años se han ido empleando todo tipo de técnicas desde escaleras o andamios a pértigas, parapente o globos y desde que se ha empezado a generalizar su uso, los RPAS, que ya se han convertido en herramientas habituales en los trabajos arqueológicos (fig. 3).

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Figura 3. Imagen aérea cenital específica de la fábrica de salazón C.I. XI. Proyecto SACEIMAR©.

La fotogrametría digital ha dado un salto de calidad en este campo de la documentación gráfica. La podemos vincular con la tecnología de obtención de la información fiable tanto geométrica como temática y tridimensional de un bien, ya sea mueble o inmueble a partir del tratamiento y gestión de la información visual y el rango de datos de dichos bienes. Por su parte, la ortofotografía sería ese producto cartográfico que aparece georreferenciado y corregido de deformaciones que ha sido obtenido a partir del análisis de fotografía aérea. Por su parte, la ortofotografía mantiene las características visuales de la fotografía, pero consigue, además, la medición escalada de superficies, volúmenes y distancias.

En esta última década, la fotogrametría ha cobrado un papel muy importante en los procesos de documentación arqueológica. Actualmente, ofrece la posibilidad de obtener datos tanto morfológicos como geométricos (forma, posición, medidas) del bien fotografiado. A partir de estos modelos creados podemos movernos por el espacio y analizar o hacer mediciones de estructuras, consiguiendo aproximarnos a la comprensión de la dinámica del yacimiento, siendo la herramienta idónea para revisar y sacar el mayor partido de la zona excavada una vez finalizada la campaña arqueológica y sin necesidad de tener un contacto directo con el bien objeto de estudio (Charquero, 2016). Asimismo, esta herramienta ha ido evolucionando hasta nuestros días con la aparición del modelado 3D y la reconstrucción virtual del Patrimonioa través de los cuales mediante el tratamiento de fotogrametrías, imágenes y planimetrías podemos realizar interesantes hipótesis reconstructivas de contextos, edificios u objetos histórico-arqueológicos, a lo que se unen factores tales como los parámetros de materiales y texturizado, el uso de iluminación artificial o el renderizado y animaciones. Estas propuestas son fruto del meticuloso estudio de los datos arqueológicos y su plasmación por anastilosis en recursos infográficos, que no solo nos ayudan a aproximarnos al bien objeto de estudio, sino que nos resultan fundamentales para la correcta difusión y divulgación de la Arqueología y la Historia de forma atractiva y amena.

Igualmente, nos resultan elementales los aspectos en cuanto a la dimensión geográfica o espacial del registro arqueológico; ejemplo de ello es el incipiente desarrollo para estudios arqueológicos de herramientas que impulsan la creación de Modelos Digitales del Terreno (MDT) o la aparición de las tecnologías de Sistemas de Información Geográfica (SIG, o GIS en inglés). Estos instrumentos abren una amplia variedad de líneas investigadoras cada vez más presentes en los actuales estudios científicos: sistemas de registro arqueológico (tanto en prospecciones como excavaciones), gestión y protección del Patrimonio Histórico y Cultural mediante la información territorial y cartográfica, o los actuales postulados teóricos tales como la Arqueología Territorial o del Paisaje y su aplicación a las disciplinas de la náutica y subacuática para los estudios marítimos, entre otros (Hagemany Bennett, 2000; Moya 2017).

Por lo tanto, parece que el ámbito de la fotogrametría se encuentra en constante proceso de desarrollo, pues, no solo se presenta como un instrumento para analizar y hacer mediciones de estructuras a partir de los modelos creados, sino que nos proporciona múltiples recursos que trascienden de lo que nos ofrece el dibujo tradicional. En este aspecto, como arqueólogos y divulgadores, nos encontramos en continua experimentación con el objetivo de implementar al máximo estas interesantes herramientas.

4. El uso de RPAS como herramientas para la creación de planimetrías: el caso de Baelo Claudia.

Baelo Claudia, emplazada en la ensenada de Bolonia en Tarifa (Cádiz), puede ser una de las ciudades hispanorromanas mejor conocidas de la fachada septentrional del llamado Fretum Gaditanum. Los estudios arqueológicos llevan desarrollándose desde hace más de un siglo y han sido muchos los investigadores que se han detenido en este yacimiento para tratar de explicar no sólo el urbanismo de lo que debió ser una pequeña ciudad provincial romana sino, especialmente, la industria conservera sobre la que giró principalmente su economía. El barrio sur de la ciudad de Baelo Claudia, el que se desarrolla desde el decumanus maximus hasta el mar (fig. 4), fue el espacio donde se concentraron los edificios haliéuticos donde túnidos, engráulidos, clupeidos, espáridos y otras especies marinas fueron saladas o empleadas para la elaboración de salsas como el garum. La excavación de estos espacios se remonta casi a los inicios de las investigaciones en Baelo Claudia, si bien ha sido en los últimos veinte años cuando, a partir de los trabajos de la Universidad de Cádiz –en colaboración con la Junta de Andalucía-, se ha establecido una metodología específica de estudio para el conocimiento de los restos piscícolas elaborados en estas fábricas (datos actualizados en Bernal, Expósito y Díaz 2018). La caracterización arqueo-arquitectónica de los inmuebles ha sido también objeto de atención (Bernal et alii 2007), así como una aproximación a los volúmenes de producción (Expósito, Bernal y Díaz 2018).

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Figura 4. Imagen aérea de Baelo Claudia tomada desde el mar en el que se ha delimitado en rojo el barro industrial salazonero. Proyecto SACEIMAR©.

Aunque el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia posee una completa y amplia documentación gráfica planimétrica, con el proyecto SACEIMAR se ha pretendido desarrollar una nueva planimetría de los ocho edificios salazoneros que hasta el momento se han documentado en este lugar. Como decíamos anteriormente, más allá de la idoneidad de emplear este tipo de aparatos para la toma de fotografías generales (fig. 5) o la edición de videos de divulgación científica, los vuelos con RPAS en excavaciones arqueológicas se han ido generalizando también para la realización de ortomosaicos fotográficos donde incluir determinada información (fig. 6). Por tanto, el método empleado en SACEIMAR no es nuevo, habiendo sido ya empleado en numerosos yacimientos, si bien lo habitual es usarlo para generar imágenes generales de yacimientos con una resolución más optimizada que las que ofrece una única imagen cenital a gran altura. Sin embargo, lo especial que hemos venido ensayando en los últimos meses en Baelo Claudia radica en que dicha planimetría se está realizando a partir de microvuelos a baja altura, en torno a 5 metros por encima de la estación base, que posibilitan la creación de ortofotografías de muy alta precisión. Para su ejecución se han usado dos drones DJI Phantom 4 Advanced pertenecientes al Laboratorio de Arqueología y Prehistoria (LABAP) de la Universidad de Cádiz (fig. 7), y se han empleado como software DJI GSPro para la programación del vuelo, DJI GO 4 para la manipulación manual y Pix4D para la obtención de la ortofotografía y el MDT8(1) .

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Figura 5. Imagen aérea cenital de las distintas fábricas de salazón conocidas en Baelo Claudia. Proyecto SACEIMAR©.

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Figura 6. Ortofotografía de Baelo Claudia con indicaciones de los principales edificios públicos y privados, muralla y calles (Expósito, Bernal y Díaz, 2018 Tavola XII).

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Figura 7. Toma de datos con vuelos a baja altura (a) y modelo de multirrotor empleado (b).

Como ejemplo de estos trabajos, mencionaremos el realizado en el denominado Conjunto Industrial I. El C.I. I es una fábrica de 87,36 m² con un patio delantero de trabajo y seis piletas al fondo distribuidas en dos filas. El vuelo programado cubrió una superficie de 0,03 hectáreas, algo mayor que el edificio para evitar posibles errores de posicionamiento y distorsión entre el programa y el drone. El vuelo alcanzó una longitud total de 162 m., establecida en 8 líneas paralelas. Como hemos mencionado, la altura programada fue de 5 m. y se voló a una velocidad de 10.7 km/h con una duración de 5min.33seg. El grado de solape frontal se estableció en un 80%, mientras que el lateral fue del 70%, siendo cenitales todas las fotografías del vuelo programado. Como las piletas tienen una profundidad de unos 2 m. y los muros perimetrales de la fábrica alcanzan también el medio metro de altura conservada, se decidió sumar a las 127 fotografías generadas durante el vuelo programado un total de 150 fotografías más realizadas con el mismo drone, pero de forma manual. Estas fotografías se realizaron estableciendo el multirrotor tanto en el centro del edificio como en las esquinas perimetrales, subiéndolo también a una altura de 5 m. pero con un ángulo de inclinación de 45º. En el punto central se procesaron fotografías en 360º, mientras que en cada ángulo sólo se optó por 90º hacia el interior (fig. 8). Con estas fotografías oblicuas de apoyo se han evitado las posibles lagunas que pudieran generarse al emplear únicamente la fotografía cenital, generándose como producto final una ortofotografía de alta precisión y calidad (fig. 9). En este sentido, lo realmente importante ha sido el conseguir una resolución del terreno de 0,1 cms / pixel, algo verdaderamente preciso, pero a la vez necesario para este tipo de documentación a generar como ortofotografía de microprecisión, puesto que en el proceso de digitalización y transformación de la fotografía a un plano debe diferenciarse sin pixelarse cualquier elemento estructural del edificio. Como variables generales que tuvimos que tener en cuenta fue la elección de un día en el que, además de no superarse los límites establecidos de la velocidad del viento para poder volar un RPAS, estuviera ligeramente nublado, ejecutándose en las primeras horas de la mañana antes de tener sol directo y la luminosidad excesiva del mediodía que difuminan detalles y generaban sombras, sobre todo en vuelo a tan escasa distancia del suelo. Para aumentar el grado de precisión, además de los 134 waypoints que estableció el programador de vuelo, durante el trabajo de campo se usaron diez puntos de apoyo repartidos por el inmueble y la zona externa inmediata, medidos con un GPS bifrecuencia método RTK; mientras que en el procesado posterior en el laboratorio se mejoró aún más la precisión con la inclusión de un buen número de Tiepoints manuales.

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Figura 8. Esquema en planta (superior) y sección (inferior) de la metodología de la toma de datos mediante RPAS en el C.I. I. En rojo trayectoria del vuelo programado con fotografías cenitales; en azul
estacionamiento del RPAS en el centro del edificio con fotografía en 360º con ángulo cámara de 45º; y en verde estacionamiento del RPAS en las esquinas perimetrales del edificio con fotografía en 90º y ángulo de cámara de 45º.

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Figura 9. Ortofotografía generada del Conjunto Industrial I. Proyecto SACEIMAR©.

Con el primer producto obtenido -la ortofotografíase ha continuado el trabajo con la digitalización y creación del dibujo planimétrico. Para ello, se ha trabajado con Adobe Photoshop CS14, por estar familiarizado con él desde hace ya unos años. No obstante, también hemos comenzado a trabajar con el editor gráfico vectorial Adobe Illustrator con el objetivo de aumentar aún más la resolución técnica del diseño y sus contornos, pues la conversión de una imagen de píxeles a vectores proporciona, aún más si cabe, mayor precisión en el trazo y los detalles.

El empleo de métodos de valor umbral, binarización de la imagen y la aplicación de filtro de gradiente son opciones a emplear a la hora de trazar un plano de excavación desde una ortofotografía en cuestión de minutos. Sin embargo, una opción que creemos es más precisa y ofrece mejores resultados sería la de crear cuantas capas creamos conveniente y dibujar sobre la imagen original con una tableta gráfica. Para tener el dibujo escalado, algo básico en representación gráfica, se ha realizado mediante dos métodos. Por un lado, se ha usado la herramienta de resolución en las opciones de procesamiento de PIX4d, el cual nos ha proporcionado una primera propuesta escalada del Conjunto Industrial I. Para potenciar la correcta planimetría del inmueble nos hemos servido de un distanciómetro digital de precisión con el que previamente se midieron los contornos perimetrales, así como varias diagonales usando como referencia elementos distintivos del interior y exterior de la factoría con el objetivo de precisar en la escala y solventar las aberraciones que originan que las líneas rectas aparezcan como curvas en la fotografía, fenómeno denominado distorsión radial (Cabezos y Cisneros, 2012). Esas medidas reales se han introducido en el programa con el fin de reescalar el producto. Esto es realmente importante a la hora de emplear herramientas que nos permite este software como la del volumen en el MDT (fig. 10), suponiendo un avance con respecto a las medidas que teníamos establecidas para las piletas antes de realizar este trabajo. En este sentido, los volúmenes publicados se conseguían multiplicando la anchura, la longitud y la altura en un punto concreto. Sin embargo, las piletas tienen una serie de particularidades. Muchas de ellas no son del todo regulares, tienen una pequeña poceta de limpieza en el fondo, los extremos de las paredes redondeados y en esos vértices y en la conexión entre paredes y suelos tienen una serie de resaltes que no eran valorados. Ahora, con este método sí se puede conseguir una volumetría del todo fidedigna y precisa, en la que se han corregido por completo aquellas distorsiones inherentes a las imágenes aéreas.

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Figura 10. Modelo Digital del Terreno (MDT) generado del Conjunto Industrial I. Proyecto SACEIMAR©.

Por otro lado, como segundo método también hemos incluido en algunos vuelos una escala propia. Son jalones métricos habituales en los trabajos arqueológicos de campo. A partir de su existencia en la ortofotografía, cuando ésta se manipula en el programa de diseño gráfico es sumamente fácil escalar la imagen gracias a la comparación entre los jalones métricos presentes en la fotografía y la incorporación de una escala gráfica de dibujo. El proceso de escalado se ha llevado a cabo al terminar la digitalización del dibujo planimétrico, para que éste sea lo más definido posible, conservando el original por si en otros trabajos debemos usar otro tipo de escala.

A pesar del enorme peso de la imagen generada, por defecto PIX4d genera los archivos en formato .jpeg y con una calidad de 72 dpi. Para aumentar la calidad, en nuestro trabajo se ha aumentado hasta los 300 dpi, aumentando el peso, pero no el tamaño en centímetros de la imagen original. Como se puede observar en el zoom de la ortofotografía que presentamos en la figura 11, los pequeños fragmentos disgregados del opus signinum del suelo o el sillarejo pétreo de pequeñas dimensiones empleado para la construcción de los muros de la fábrica son perfectamente visibles y no aparecen pixelados, por lo que son perfectamente dibujables con el programa de diseño gráfico (fig. 12).

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Figura 11. Proceso de generación de la planimetría del C.I. I, en el que se aprecia el grado de calidad de la ortofotografía (a) y el acabado final (b).

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Figura 12. Ortofotografía (a) y planimetría general (b) del Conjunto Industrial XI. Proyecto GARUM II©.

5. Valoraciones y perspectivas de futuro.

La evolución de la ciencia arqueológica provoca que el arqueólogo durante una campaña de excavación tenga que desarrollar una gran cantidad de labores más allá de la simple retirada del sedimento. Es cierto que actualmente se trabaja en equipo, pero el director, coordinador o responsable del área de excavación debe asumir el liderazgo y saber gestionar todo el trabajo vinculado con la estrategia de excavación a seguir, la descriptiva de estructuras y UU.EE. o la realización de hipótesis, etc… puesto que a posteriori va a ser el encargado de realizar los informes y memorias preceptivas, así como liderar las publicaciones científicas que se lleven a cabo. Es cierto que la realización de fichas, el registro material, la documentación gráfica (fotografía o dibujos), el registro y toma de muestras, la toma de cotas u otro tipo de acciones pueden ser ejecutadas por distintos miembros del equipo de investigación, pero siempre deberán ser coordinados y supervisados por el director de la intervención.

Por todo ello, la gestión del tiempo es una cuestión clave en el desarrollo actual de nuestra disciplina. A la mejora en la precisión y fiabilidad de la representación y la reducción temporal de horas de ejecución, se le suma un aspecto menor pero igualmente importante; las fotografías están geoetiquetadas, por lo que la composición posterior que se genera se orienta de forma automática con el límite superior de la ilustración orientada hacia el norte. En el dibujo tradicional hay que usar brújula y posteriormente colocar a mano alzada el norte en función de la relación de la representación del dibujo y el resultado de la brújula. Aunque en este caso el error no suele ser diagnosticable, en nuestro método este error se elimina. Por todo ello, cualquier técnica que venga a optimizar los plazos de ejecución de las labores que se tienen que realizar debe ser bienvenida. Además, si en este caso se trata de ofrecer un recurso que representa con mayor eficiencia y menor grado de error la representación planimétrica de los restos documentados, creemos que debería ser aceptada por la comunidad científica. Eso sí, deberá ser continuamente revisada y ampliada a tenor de los continuos avances tecnológicos que vivimos de forma general en nuestra sociedad y de forma particular en el mundo de los RPAS y sus aplicaciones civiles.

(1) Para la realización de todos los trabajos técnicos con RPAS nos hemos regido al Real Decreto 1036/2017, del 15 de diciembre, por el que se regula la utilización civil de las aeronaves pilotadas por control remoto, y se modifican el Real Decreto 552/2014, del 27 de junio, por el que se desarrolla el Reglamento del aire y disposiciones operativas comunes para los servicios y procedimientos de navegación aérea y el Real Decreto 57/2002, del 18 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Circulación Aérea. Asimismo, fue solicitado y posteriormente concedido por la Delegación Territorial de Cádiz de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico un permiso especial para realizar fotografías con RPAS en el interior del Conjunto Arqueológico entre los días 27 de mayo y 28 de junio de 2019.

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